Ante una nueva campaña con necesidad de recuperar lo que nos dejó la seca, debemos enfrentar el desafío de aprovechar la coyuntura para lograr la máxima rentabilidad posible. La fertilización nitrogenada juega un papel crucial en los altos rendimientos y la calidad del grano en el trigo. Es esencial realizar un óptimo manejo del cultivo, considerando los aspectos clave que afectan las necesidades de nitrógeno. La fertilización debe basarse en la diferencia entre la demanda del cultivo y la disponibilidad en el suelo, garantizando su suministro en momentos clave. Además, se deben aplicar estrategias para incrementar la EUN. Tanto la sub-fertilización como la sobre fertilización afectan la rentabilidad, por lo que se busca encontrar un equilibrio adecuado. Un manejo óptimo del cultivo y una fertilización nitrogenada adecuada son fundamentales para recuperarse de la sequía y lograr la máxima rentabilidad en la nueva campaña.
El
nitrógeno desempeña un papel relevante en el cultivo de trigo, ya
que tiene un impacto significativo en el crecimiento y desarrollo de
la planta. Contribuye al aumento del rendimiento del cultivo al
favorecer la formación de espigas y el llenado de los granos. El
nivel de proteína alcanzado en el cultivo de trigo puede ser una
medida útil para evaluar si la fertilización ha sido manejada de
manera adecuada.
El momento de aplicación del fertilizante nitrogenado juega un papel crucial en la calidad del trigo. La aplicación de nitrógeno total en la siembra no es la estrategia más adecuada para aumentar la eficiencia del uso del mismo y podrís no ser suficiente para incrementar al máximo tanto el rendimiento como el contenido de proteínas. Esto se hace evidente especialmente en años de altos rendimientos si la cantidad de nitrógeno suministrada fue insuficiente. En estas situaciones, los porcentajes de proteínas en los granos tienden a ser bajos debido a la relación inversa entre rendimiento y contenido de proteínas, conocida como ‘efecto dilución’.
Se
recomienda complementar el aporte de nitrógeno realizado a la
siembra, con una nueva fertilización nitrogenada en macollaje, y
otra especialmente en la etapa de encañado, para así poder
incrementar rendimiento y proteínas.
Una estrategia adecuada de fertilización es fraccionar las aplicaciones en diferentes momentos fenológicos del cultivo.
El rendimiento final del cultivo está definido por el número de espigas por unidad de área, los granos por espiga y el peso del grano. Una etapa clave es el encañado, donde el nitrógeno es necesario para el desarrollo del tallo y la formación de la espiga. Una deficiencia de nitrógeno previo a encañazón puede limitar el crecimiento del tallo, debilitar las plantas y afectar la producción de granos. Además, afecta la calidad del grano al reducir el contenido de proteínas. Garantizar una fuente de alta eficiencia de N en esta etapa promueve tallos fuertes, mayor rendimiento y una mejor calidad del grano. La fertilización foliar con nanotecnología demostró impactos positivos en rendimientos finales condicionados principalmente por la cantidad de granos generados. Además de una mayor eficiencia del uso del nitrógeno (EUN), con menor volumen de aplicación y mayores rendimientos, minimizando las pérdidas por lixiviación, volatilización o desnitrificación.
Resultados
a campo
Un
estudio realizado por BitField Data Science, planteó su objetivo de
comparar la performance de distintas estrategias de nutrición
basadas en el uso de tratamiento de semillas, aplicaciones de
fertilizantes a la siembra, en macollaje y foliares en hoja bandera.
El ensayo se realizó en un lote cercano a la localidad de Balcarce,
Buenos Aires, sobre un cultivo de trigo de la variedad Ginko, que se
sembró el 21 de julio del 2021 con una densidad de 320 plantas/m2.
El tratamiento (T2) incorporó una estrategia de fertilización de
120kg/ha DAP en la siembra + 130kg/ha UREA en Z13 + 130kg/ha UREA en
Z32.
Los
demás tratamientos, incluyeron además un tratamiento de semilla con
500 cc/ha de MIST-VG®,
una
suspensión mineral que contiene: nitrógeno, zinc, azufre, calcio,
magnesio, hierro y silicio. Estos minerales aseguran una zona de
confort en la rizosfera y permiten la máxima expresión del PG de la
semilla, favoreciendo el desarrollo de la plántula.
El tratamiento 4 (T4 - Mist Vg + DAP + Urea + Mist N) fue en que manifestó mayor rendimiento, con un 10,7% por sobre el T2 y un 57% sobre el testigo (T1) sin fertilización. Este tratamiento consideró una aplicación foliar de 4 lts/ha de MIST-N® en Z32, en lugar de 130kg/ha UREA. MIST-N® es una suspensión de nanopartículas minerales, con una elevada concentración en base seca de nitrógeno (18%), azufre (4%), calcio (10%) y magnesio (5%), a la que se le suman trazas de boro. Al ser una fuente de alta pureza, cuenta con la practicidad de requerir bajas dosis respecto a otras alternativas, permitiendo optimizar su gestión y transporte.
El peso de mil granos (PMG) fue mayor en todos los tratamientos fertilizados sobre el testigo. Por su parte, el número de granos mostró la misma tendencia que el rendimiento en grano, lo que indica que fue el principal componente de rendimiento afectado por las estrategias de fertilización.
El cálculo la eficiencia de uso de nitrógeno (EUN) se basó en la fórmula:
EUN
(kg/kg) = Rendimiento del tratamiento fertilizado (kg/ha) -
Rendimiento del tratamiento testigo (kg/ha)
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Dosis
de nitrógeno aplicada (kg/ha)
El
tratamiento 4 (Mist Vg + DAP + Urea + Mist N), mostró mayor EUN que
el resto de los tratamientos fertilizados. Esto está explicado
porque tuvo el mayor rendimiento empleando menor dosis de N total.
La fertilización foliar es una herramienta eficiente para garantizar la nutrición adecuada en el momento oportuno. La eficiencia en el uso del nitrógeno (N) por parte del cultivo depende no solo de su disponibilidad, sino también de la capacidad de la planta para absorberlo y metabolizarlo. En este sentido, la nanotecnología juega un papel importante al mejorar la capacidad de la planta para incorporar el nitrógeno, lo que tiene un impacto directo en el rendimiento del cultivo.